miércoles, marzo 24, 2010

Guerrero Negro

La cuna de los gigantes grises
Fotografía: Lula Góngora, Videos: Antonio Carbajal


La lección que me llevo después de cada viaje por estas tierras es: No subestimar nunca a la península de Baja California. Cuando pienso que voy a ver más de lo mismo, me encuentro con repentinas sorpresas, como las que nos dio esta vez el hermoso pueblecito de Guerrero Negro.


Comenzamos esta travesía partiendo desde Ensenada, aunque algunos de los nuevos bajanautas viajaron un poco mas, ya que venían desde Tijuana. Partimos en caravana guardando las debidas precauciones en los sitios difíciles del camino como son El Zacatón y la gran recta en el Valle de San Quintín, famosa por los conductores que cruzan la carretera o entran a ella de forma casi suicida. Un buen tip para quien viaja en caravana es llevar radios de banda civil, que cada vez son mas baratos, para coordinar los rebases y mantener al grupo unido. Un beneficio adicional es que con los mismos radios se pueden acordar paradas no planeadas, como las que hicimos en San Quintín para desayunar y en Cataviña para estirar un poco las piernas.


Asi recorrimos la distancia que nos separaba del paralelo 28 y, una vez en Baja California Sur, sólo nos tomó un momento llegar a Mario's Tours, que tiene su base en el restaurante Mario's, al lado de la carretera (coordenadas 27˚59.008'N 114˚0.797'W). Después de conocer y hacer los últimos arreglos con Rebeca, ahí mismo levantamos campamento y esperamos el siguiente día en que estaba programado el tour reservado semanas antes.

La mañana siguiente comenzó con una breve pero instructiva plática sobre las ballenas grises, el poblado y la salina. Ahí supimos que los adultos de la ballena gris vienen a la Laguna Ojo de Liebre a aparearse. Luego de 12 meses de gestación regresan a dar a luz y los ballenatos son enormes al nacer. Supimos que los recién nacidos se alimentan de leche rica en grasas para poder crecer rápidamente y desarrollar sus defensas contra el frío del Pacífico septentrional. Luego madre y ballenato viajan al norte pero regresan juntos a la laguna un año después. Después de eso, al año siguiente la ballena nos hace otra visita para aparearse una vez más. Por eso durante el avistamiento se pueden ver ballenas solas que vienen a aparearse, madres encintas o ya con sus recién nacidos o sus juveniles de un año de edad. Es fácil distinguirlos: Las ballenas adultas tienen un tamaño que no deja lugar a dudas, además su piel esta cicatrizada y cubierta de balanos y otros parásitos que forman extensas costras blancas. Los juveniles son notoriamente menores pero ya tienen esta característica costra de moluscos y, por último, los ballenatos que aún tienen la cara de un limpio y lustroso color gris. Después de educarnos un poco, partimos hacia el pueblo por la desviación que se encuentra en 27˚58.233'N 114˚0.827'W cruzamos por la salina y llegamos al muelle donde abordamos las pangas que nos llevarían a una de las experiencias más espirituales de nuestra vida.

El viento arrecia con la velocidad de la panga y es frío. Salpica la ropa, la cara y los lentes de las cámaras que hay que cubrir para evitar que se descompongan por el agua salada. Nos adentramos en la laguna, que en realidad es una bahía muy cerrada, y las olas nos hacen rebotar hasta que el capitán reduce la velocidad para dedicarse a observar el horizonte. A nuestra derecha se extiende una amplia extensión de hermosas dunas y conforme nos alejamos de ellas comenzamos a imitar al capitán buscando con la mirada entre el oleaje algo que nos indique la dirección donde encontraremos ballenas. Poco a poco vemos algún chorro a lo lejos, una mancha en el agua, una cresta de espuma que no esta en el patrón del oleaje o una sombra en la distancia. Las pangas empezamos a reunirnos en un solo lugar, donde coincidimos en ver algunos chorros o lomos y en un momento el encuentro comienza.

El contacto con los cetáceos es constante y repetido. Cada vez que un animal se acerca a las embarcaciones se escuchan voces de admiración, risas y cada persona en la panga se ve feliz y asombrada. Los gigantes se acercan, se dejan tocar, saltan cerca de nosotros y nos hacen sentir festejados, bienvenidos. De vez en cuando algun juvenil se acerca como un gatito a frotarse contra el costado del bote y todos aprovechamos para rascarlo, acariciarlo y tomarnos fotografías cerca de él. Las adultas se asoman a la superficie y nos ven de lado con un gran ojo triste e inteligente en un contacto que es más que visual. En ciertos momentos es indiscutible la certeza de que estamos hermanados de alguna manera, la relación entre esos hermosos gigantes y nosotros en un modo muy interior, se hace obvio y al mismo tiempo íntimo. Sus ojos y los nuestros se comunican intercambiando un saludo ancestral, más viejo que nosotros mismos. Hay que estar ahí para sentirlo porque unas fotos, un video y mis limitadas palabras no alcanzan para comunicarlo todo. Entre más tiempo pasamos flotando junto a ellos, la felicidad es mas total, mas conectiva. En un momento pueden verse sonrisas pero tambien caras pensativas y expresiones de ternura. Un juvenil se acerca a nuestra panga y mi amiga Mary la recibe con un cariñoso "Hooolaa!" como si saludara a un gatito y no a un mamifero de varias toneladas. Todos los vemos así, como a bebés. La ballena se queda un instante con Mary, se deja tocar y se va a buscar a la gente de la otra panga, delicadamente, como si se tratara de una semilla de diente de león flotando de un lado a otro.



El tiempo pasa con la rapidez de la luz y de pronto el capitán nos pregunta "ya todos las tocaron? entonces ya nos vamos" y vemos a la última ballena alejarse de nosotros como en cámara lenta. Ojalá pudiéramos quedarnos, viajar con ellas, ser como ellas. De regreso visitamos la Salina como parte del tour pero yo seguía repitiendo en mi cabeza cada momento que estuve cerca de las ballenas grises.


Les recomendamos ampliamente regresar, como lo hicimos nosotros, un poco al norte hasta las coordenadas 28˚1.477'N 114˚0.683'W, tomar el camino en dirección al mar y entrar a la terracería de la derecha en 28˚2.001'N 114˚1.709'W para llegar, unos metros mas adelante a 28˚02.564'N 114˚2.122'W El tramo sobre la arena es mejor hacerlo a pie para no alterar las dunas y conservar el paisaje, pero hay lugar para dejar el vehículo bastante cerca. Las dunas y la marisma son lugares muy bonitos y divertidos.



La mejor temporada para el avistamiento de ballenas es de febrero a abril. Por favor lleva a tus hijos, sobrinos y vecinitos, esta experiencia les va a dejar una enseñanza que ninguna escuela ni sermón les va a dar. Lleva tu cámara y evita a toda costa dejar basura. No mates nada, no dejes nada, no te lleves nada. Gracias por mantener la belleza de estos lugares y por visitar nuestro blog.

Te recordamos que por acá a tu derecha, hay reseñas de otros lugares de la Baja ordenados alfabéticamente así como sus respectivas coordenadas, fotos y videos.

6 comentarios:

Los apuntes del viajero dijo...

Hola! Muy interesante tu relato, y lleno de detalles prácticos. Gracias por compartirlo! Me he tomado la libertad de usar una de tus fotos, citando al autor y la fuente, en uno de mis posts: http://www.losapuntesdelviajero.com/2012/08/ver-ballenas-en-mexico.html Si no estás de acuerdo, avísame y la retiro en seguida. También cité el blog para que los usuarios lean tu artículo :) Saludos!
Pruden

Lula Góngora y Antonio Carbajal. Bajanautas. dijo...

Gracias! Siempre me agrada que a alguien disfrute mis fotos. Voy a agregar el contacto para tu sitio. Saludos Pruden!

losapuntesdelviajero.com dijo...

Hola! Muchas gracias! Quizá algún día nos veamos por esas latitudes :) Un abrazo desde Barcelona!

Lula Góngora y Antonio Carbajal. Bajanautas. dijo...

Cuando vengas avísanos, acá ya tienes amigos. Y si no buceas aún tómate el curso básico (open water) de Padi porque no puedes perderte lo que hay acá bajo el agua. Cuando nos visites vamos a recordar los viajes que hemos hecho con algunos amigos de Murcia y de Vitoria. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Gracias por compartirnos tu experiencia tan apasionante, casi lloro al leer tu relato sobre el avistamiento de ballenas hace 2 años viaje a los cabos tratando de conocerlas en vivo pero no fue.posible, muero de ganas de.conocer Guerero negro y su turismo alternativo, pregunta en sus viajes por esos lugares que me pueden comentar sobre la seguridad.

Lula Góngora y Antonio Carbajal. Bajanautas. dijo...

Hola Anónimo! Si te refieres a la seguridad del tour, hay mucha vigilancia y sólo salen cuando las condiciones permiten disfrutar del tour. Si vienes del extranjero y preguntas por las condiciones del país hablando de narcotráfico, secuestros, etc. Te recomiendo viajar en grupos, hacer reservaciones y dejar aviso de tu itinerario, mantener contacto con locales (como nosotros) para que recibas ayuda en caso de cualquier urgencia, es decir lo normal en cualquier viaje. El tema de la inseguridad en México ha sido muy publicitado, pero te puedo comentar que no vas a hallar el ambiente de Oakland, East L.A., francotiradores como en la Van Buren en Phoenix, ni disparos en las escuelas. Por el contrario, vas a darte cuenta de que por este lado abunda la gente que trata con calidez al turista. Hay dos sitios para ver a las ballenas, yo te recomiendo Guerrero Negro para que la experiencia sea más tranquila. Si te gusta la acampada, los caminos difíciles y la aventura por el desierto, entonces San Ignacio es lo tuyo =) Gracias por tu visita!