viernes, noviembre 12, 2010

Adios Poncho.


Descanse en paz quien fuera incansable caminante. Que duerma un largo sueño abrazado por su adorada península. Que su ejemplo viva en el despertar de otros cada vez que alguien se asombre con la vista de estas hermosas playas, desiertos y sierras. Naturalmente vamos a extrañarlo.

http://proyectopeninsula.wordpress.com/2010/11/12/fallece-alfonso-cardona-creador-del-proyecto-peninsula/

domingo, mayo 09, 2010

El regreso de la ballena gris.

Tomado de la edicion del 2 de mayo de 2010 del diario chileno El Mercurio. Liga al sitio: LINK

El famoso cronista mexicano Juan Villoro relata aquí su viaje inolvidable a la costa Pacífico de su país, para conocer el sitio donde se reúnen todos los años las ballenas grises.  

Juan Villoro, desde Baja California, México Fotos: Javier Honojosa 

¿Puede una especie perdonar a sus depredadores?
Cada invierno,  de diciembre a abril, las ballenas grises regresan para tener sus crías a su lugar de origen: la laguna Ojo de Liebre, en Baja California, México.
El nombre del sitio proviene de los balleneros que cazaban con arpón. La sangre manaba en tal forma que las aguas se teñían de rojo, como el ojo de una liebre.
El poblado más cercano es Guerrero Negro. Como tantos sitios del desierto, éste se fundó por accidente: en 1858 el barco pirata Black Warrior encalló ahí y se convirtió en la primera "construcción" en esa orilla de pioneros.
En la costa se mezclan siete corrientes marinas. No sólo los tripulantes del Black Warrior han perdido ahí la orientación. El Hotel Malarrimo, el más conocido de Guerrero Negro, es un estupendo museo de los naufragios. Del techo de madera penden torpedos, brújulas, radios, redes, baúles, fósiles, uniformes de la segunda guerra mundial, equipos de hockey, focos de hace cien años e indescifrables trozos de metal.
La excelente comida de mar del Malarrimo recuerda que los mariscos más sabrosos viven donde las aguas combaten entre sí.
Guerrero Negro depende de la pesca, la salina más grande del mundo y el turismo invernal que generan las ballenas. Su aspecto es el de un desolado pueblo del far west al que no llegó misionero alguno y donde ahora prosperan 17 iglesias de diversas denominaciones (adventistas, evangelistas, testigos de Jehová). Las calles carecen de nombre y todas parece llevar a la Avenida Benito Juárez.
La península de Baja California encandila la imaginación de Estados Unidos. Es el dorado apéndice que nos dejó el imperio cuando se quedó con la mitad del territorio en el siglo 19. Hoy el 90 por ciento del turismo viene del norte. Los nuevos vaqueros no llegan a caballo sino en casas rodantes atiborradas de conservas.
Baja California también es una tierra prometida para el país del sushi (casi toda la sal y buena parte de las langostas y los mariscos van a dar a los restaurantes de Japón). A orillas de la carretera número 1 de México, que atraviesa toda la península, es posible encontrar conchas blancas que han sido agujereadas para hacer fichas de go, principal juego de mesa de Japón. También las cactáceas son muy apreciadas allí. Algunas son arrancadas de raíz para ser llevadas a invernaderos al otro lado del Pacífico. La conquista nipona de la región tiene un último horizonte. Ante la falta de espacio en la isla, se especula con una fantasía digna del manga o de Doraemon: Baja California como asilo de japoneses.
Viajé al santuario de las ballenas en compañía de mi familia y del fotógrafo Javier Hinojosa. Nuestro anfitrión era Ramón Castellanos, descendiente de republicanos españoles que tocó en el grupo de rock Molotov y cambió su exitoso estruendo por la militancia ecologista en Baja California Sur. Miembro de la ONG Espacios Naturales, Castellanos supervisa la población de las ballenas. Su día comienza con un desayuno espartano: una taza de exprés, el único combustible que necesita para despegar en su ultraligero y contar ballenas desde la altura, impulsado por el viento. Su vista se ha adiestrado en tal forma que distingue cetáceos por los dibujos de la espuma. El día en que llegamos había contado 600 ejemplares en Ojo de Liebre -el área de maternidad- y unos dos mil en la periferia.
En el mundo hay cerca de 20 mil ballenas grises, todas nacidas en México. La hembra mide 16 metros y el macho 15. Aunque se trata de nuestra más contundente paisana, su existencia no es muy conocida. No es fácil llegar desde el centro del país a Guerrero Negro. El viajero debe volar a Hermosillo, Sonora, y luego tomar una avioneta rumbo al desierto de El Vizcaíno, llamado así por Sebastián Vizcaíno, expedicionario extremeño que en el siglo 16 recorrió esas tierras con unos cincuenta acompañantes de los que sólo cinco conservaron la vida, y trazó mapas que se seguían usando en el siglo 18.
La avioneta Cessna de diez plazas tiene una puerta que debe ser cerrada por dentro por el último pasajero. Me tocó la tarea y me sentí como astronauta del Apolo 13, en una misión de resultado incierto. El extraordinario atardecer me reconcilió con la avioneta. Una luz ambarina bañaba el desierto y el Mar de Cortés se recortaba como un espejo color lapislázuli.
Éste es uno de los desiertos más secos del mundo. La aridez produce un aire de insólita transparencia. No es casual que los primeros habitantes de la zona fueran pintores. Las cuevas de la región ostentan pinturas rupestres con imágenes de venados y hombres que acaso fuesen semidioses, pues tenían seis dedos.
En el desierto de El Vizcaíno la mirada puede tener una profundidad de campo de 50 kilómetros. Para los ojos adiestrados de Ramón Castellanos, una lejana polvareda significa el paso de un berrendo, antílope endémico de la zona del que hace unos años sólo quedaban unos cien ejemplares.
Para salvar la especie, se necesitaba capturar una cría que se acostumbrara a vivir en un corral y pudiera ser preñada. Durante tres meses, Castellanos acampó en el desierto en busca de una berrenda que estuviera a punto de dar a luz. "Después de eso, puedo sobrevivir con una gorra, una navaja y unas cerillas", comenta con orgullo. Una vez capturada la cría, se inició la recuperación de la especie.
Ramón quiso que conociéramos el producto más estable del territorio: la sal. Entendimos por qué había exigido que lleváramos gafas de sol. La ascensión de la montaña blanca producía una luminosidad cegadora. Como buenos colonizados, nos divirtió pisarle la sal a los japoneses.
Sin quitarnos las gafas, fuimos a un salar solidificado. Semejaba un hielo que el sol nunca derrite. El sonido viaja ahí de modo extraño. Es peligroso revelar un secreto porque los susurros se oyen con nitidez a un kilómetro a la redonda.
Para los bird watchers, Baja California Sur es el paraíso de las aves especializadas en la pesca. El halcón peregrino y el águila pescadora planean en el cielo sin nubes y hacen escalas en los postes de telégrafo. Cuando detectan un pez apetecible, se lanzan en una rauda diagonal y ascienden con su merienda al cielo. Los pájaros ostreros se zambullen para sacar ostras, remontan el vuelo y sueltan sus presas sobre las rocas para que se rompan y así comer el contenido. Las gaviotas aguardan los partos de las lobas de mar para comerse la placenta que queda sobre la arena. Desierto adentro, son los cuervos los que esperan las placentas de las berrendas. Para sobreponerse a los vientos cruzados, ejercitan una destreza única: vuelan en reversa.
Durante una semana recorrimos el territorio más despoblado de México. Acampamos en el desierto y en una cala de conchas fosilizadas. El excursionismo desmonta los privilegios de la civilización para recuperarlos de otro modo: parece imposible dormir sobre un suelo de fósiles, ante el ruidoso oleaje y el vapor salado del mar, pero de pronto lo extraño se vuelve cómodo y duermes espléndidamente.
En ningún otro sitio del país el ojo desnudo puede ver tantas estrellas. En las noches del desierto, la bóveda celeste parece a punto de venirse abajo, vencida por el peso de las luces.
Cada dos días regresábamos a nuestro centro de operaciones, el Hotel Malarrimo, para recoger alimentos, cambiar la camioneta y dar de comer al perro de Ramón, llamado Elviz, no en honor del Rey, sino del desierto de Elvizcaíno.
Finalmente, subimos a una lancha con gruesos chalecos salvavidas (ideales para sentirte como un muñeco de Playmobil) y enfilamos hacia la laguna Ojo de Liebre. El embarcadero actual se encuentra en la orilla opuesta al largo muelle de madera construido por balleneros ingleses en el siglo 19.
¿En verdad veríamos a la especie que volvía de Alaska a su lugar de origen? Apagamos el motor y la lancha cabeceó sobre las aguas. De pronto oímos un soplo, desviamos la vista a la derecha y vimos un surtidor de aire tornasolado; abajo estaba la ballena. Se sumergió y pasó bajo la lancha.
Según los lugareños, las ballenas detectan el carácter de las personas. Cuentan historias de una señora detestable abofeteada por un cetáceo y de la paciencia que tienen con los niños.
No teníamos por qué desconfiar de esta teoría. La inteligencia de los animales de la laguna está más que probada: para dormir una siesta en alta mar, el lobo marino saca una de sus aletas y simula que es un tiburón.
Si las ballenas eran psicólogas, ¿aceptarían acercarse? El silencio en que las aguardábamos invitaba a hacer un examen de conciencia. "Eres el macho alfa de la camada", me dijo mi hija de 8 años. Confié en las virtudes de mi mujer y de mis hijos.
Supuse que veríamos de lejos el lustroso lomo de un animal o, en el mejor de los casos, su aerodinámica aleta trasera, pero al cabo de unos minutos fuimos rodeados por cetáceos. Vimos las conchas incrustadas en su piel y los reflejos del arco iris en sus ojos. Un ejemplar saltó con poderío a tres metros de nosotros y repitió varias veces la operación, consciente de ofrecer un espectáculo.
Luego, una madre llegó con su cría. Durante quince minutos nos estudiaron a prudente distancia, y siguieron su camino. Proferimos sonidos raros para que se aproximaran y tratamos de imitar el canto de las ballenas. El conductor de la lancha, que el resto del año trabaja como pescador, estaba ante otra tripulación de locos que hacían ruidos. Encandilados por esos seres del principio de los tiempos, volvíamos a una perplejidad anterior al lenguaje.
Cada ballena tenía la fuerza suficiente para destruir nuestra embarcación de un coletazo. Pero su lección consistía en no ser como nosotros, en estas aguas que apenas hace un siglo fueron un campo de masacre.
Una ballena se aproximó con sorprendente celeridad y se detuvo al borde de la lancha. Sacó una aleta y la puso frente a la mano de mi esposa. "¡La toqué!", Margarita gritó, exultante. Fue la única frase inteligible en tres horas de asombro.
La ballena gris ha perdonado a sus depredadores.

 Ojo con...Desde el D.F. hay que volar a hasta Hermosillo y desde ahí a Guerrero Negro con Aeroservicios Guerrero (www.aereoserviciosguerrero.com.mx)
Malarrimo, un hotel de ambiente familiar, ofrece uno de los mejores tures de ballenas de la zona. Dobles desde 36 dólares (www.malarrimo.com).
Los Caracoles es un hotel recién inaugurado, con cinco tipos de habitaciones. Dobles desde 43 dólares (www.hotelloscaracoles.com.mx)
Más información www.guerreronegro.org

miércoles, marzo 24, 2010

Guerrero Negro

La cuna de los gigantes grises
Fotografía: Lula Góngora, Videos: Antonio Carbajal


La lección que me llevo después de cada viaje por estas tierras es: No subestimar nunca a la península de Baja California. Cuando pienso que voy a ver más de lo mismo, me encuentro con repentinas sorpresas, como las que nos dio esta vez el hermoso pueblecito de Guerrero Negro.


Comenzamos esta travesía partiendo desde Ensenada, aunque algunos de los nuevos bajanautas viajaron un poco mas, ya que venían desde Tijuana. Partimos en caravana guardando las debidas precauciones en los sitios difíciles del camino como son El Zacatón y la gran recta en el Valle de San Quintín, famosa por los conductores que cruzan la carretera o entran a ella de forma casi suicida. Un buen tip para quien viaja en caravana es llevar radios de banda civil, que cada vez son mas baratos, para coordinar los rebases y mantener al grupo unido. Un beneficio adicional es que con los mismos radios se pueden acordar paradas no planeadas, como las que hicimos en San Quintín para desayunar y en Cataviña para estirar un poco las piernas.


Asi recorrimos la distancia que nos separaba del paralelo 28 y, una vez en Baja California Sur, sólo nos tomó un momento llegar a Mario's Tours, que tiene su base en el restaurante Mario's, al lado de la carretera (coordenadas 27˚59.008'N 114˚0.797'W). Después de conocer y hacer los últimos arreglos con Rebeca, ahí mismo levantamos campamento y esperamos el siguiente día en que estaba programado el tour reservado semanas antes.

La mañana siguiente comenzó con una breve pero instructiva plática sobre las ballenas grises, el poblado y la salina. Ahí supimos que los adultos de la ballena gris vienen a la Laguna Ojo de Liebre a aparearse. Luego de 12 meses de gestación regresan a dar a luz y los ballenatos son enormes al nacer. Supimos que los recién nacidos se alimentan de leche rica en grasas para poder crecer rápidamente y desarrollar sus defensas contra el frío del Pacífico septentrional. Luego madre y ballenato viajan al norte pero regresan juntos a la laguna un año después. Después de eso, al año siguiente la ballena nos hace otra visita para aparearse una vez más. Por eso durante el avistamiento se pueden ver ballenas solas que vienen a aparearse, madres encintas o ya con sus recién nacidos o sus juveniles de un año de edad. Es fácil distinguirlos: Las ballenas adultas tienen un tamaño que no deja lugar a dudas, además su piel esta cicatrizada y cubierta de balanos y otros parásitos que forman extensas costras blancas. Los juveniles son notoriamente menores pero ya tienen esta característica costra de moluscos y, por último, los ballenatos que aún tienen la cara de un limpio y lustroso color gris. Después de educarnos un poco, partimos hacia el pueblo por la desviación que se encuentra en 27˚58.233'N 114˚0.827'W cruzamos por la salina y llegamos al muelle donde abordamos las pangas que nos llevarían a una de las experiencias más espirituales de nuestra vida.

El viento arrecia con la velocidad de la panga y es frío. Salpica la ropa, la cara y los lentes de las cámaras que hay que cubrir para evitar que se descompongan por el agua salada. Nos adentramos en la laguna, que en realidad es una bahía muy cerrada, y las olas nos hacen rebotar hasta que el capitán reduce la velocidad para dedicarse a observar el horizonte. A nuestra derecha se extiende una amplia extensión de hermosas dunas y conforme nos alejamos de ellas comenzamos a imitar al capitán buscando con la mirada entre el oleaje algo que nos indique la dirección donde encontraremos ballenas. Poco a poco vemos algún chorro a lo lejos, una mancha en el agua, una cresta de espuma que no esta en el patrón del oleaje o una sombra en la distancia. Las pangas empezamos a reunirnos en un solo lugar, donde coincidimos en ver algunos chorros o lomos y en un momento el encuentro comienza.

El contacto con los cetáceos es constante y repetido. Cada vez que un animal se acerca a las embarcaciones se escuchan voces de admiración, risas y cada persona en la panga se ve feliz y asombrada. Los gigantes se acercan, se dejan tocar, saltan cerca de nosotros y nos hacen sentir festejados, bienvenidos. De vez en cuando algun juvenil se acerca como un gatito a frotarse contra el costado del bote y todos aprovechamos para rascarlo, acariciarlo y tomarnos fotografías cerca de él. Las adultas se asoman a la superficie y nos ven de lado con un gran ojo triste e inteligente en un contacto que es más que visual. En ciertos momentos es indiscutible la certeza de que estamos hermanados de alguna manera, la relación entre esos hermosos gigantes y nosotros en un modo muy interior, se hace obvio y al mismo tiempo íntimo. Sus ojos y los nuestros se comunican intercambiando un saludo ancestral, más viejo que nosotros mismos. Hay que estar ahí para sentirlo porque unas fotos, un video y mis limitadas palabras no alcanzan para comunicarlo todo. Entre más tiempo pasamos flotando junto a ellos, la felicidad es mas total, mas conectiva. En un momento pueden verse sonrisas pero tambien caras pensativas y expresiones de ternura. Un juvenil se acerca a nuestra panga y mi amiga Mary la recibe con un cariñoso "Hooolaa!" como si saludara a un gatito y no a un mamifero de varias toneladas. Todos los vemos así, como a bebés. La ballena se queda un instante con Mary, se deja tocar y se va a buscar a la gente de la otra panga, delicadamente, como si se tratara de una semilla de diente de león flotando de un lado a otro.



El tiempo pasa con la rapidez de la luz y de pronto el capitán nos pregunta "ya todos las tocaron? entonces ya nos vamos" y vemos a la última ballena alejarse de nosotros como en cámara lenta. Ojalá pudiéramos quedarnos, viajar con ellas, ser como ellas. De regreso visitamos la Salina como parte del tour pero yo seguía repitiendo en mi cabeza cada momento que estuve cerca de las ballenas grises.


Les recomendamos ampliamente regresar, como lo hicimos nosotros, un poco al norte hasta las coordenadas 28˚1.477'N 114˚0.683'W, tomar el camino en dirección al mar y entrar a la terracería de la derecha en 28˚2.001'N 114˚1.709'W para llegar, unos metros mas adelante a 28˚02.564'N 114˚2.122'W El tramo sobre la arena es mejor hacerlo a pie para no alterar las dunas y conservar el paisaje, pero hay lugar para dejar el vehículo bastante cerca. Las dunas y la marisma son lugares muy bonitos y divertidos.



La mejor temporada para el avistamiento de ballenas es de febrero a abril. Por favor lleva a tus hijos, sobrinos y vecinitos, esta experiencia les va a dejar una enseñanza que ninguna escuela ni sermón les va a dar. Lleva tu cámara y evita a toda costa dejar basura. No mates nada, no dejes nada, no te lleves nada. Gracias por mantener la belleza de estos lugares y por visitar nuestro blog.

Te recordamos que por acá a tu derecha, hay reseñas de otros lugares de la Baja ordenados alfabéticamente así como sus respectivas coordenadas, fotos y videos.

jueves, marzo 11, 2010

Vamos a la Feria!


En esta feria se difundirá información acerca de:

Educación ambiental orientada al turismo
Informacion al ecoturista
Aras naturales protegidas con actividades ecoturísticas
Promoción de negocios 100% ecoturísticos

Pláticas, juegos y talleres, tours, artesanías, museos, etc...


TEMAS DE CONFERENCIAS:

“Las técnicas de interpretación ambiental son esenciales para realizar ecoturismo”
Ma. Elena Muriel

Servicios Integrales Interpretativos de Turismo
National Association for Interpretation

“Turismo alternativo"
Lic. Francisco Detrell

“Educación al aire libre”
Lic. Francisco Detrell

Por ahi vamos a andar el sábado en calidad de ecoturistas, ojala ustedes tambien puedan ir =)