miércoles, mayo 24, 2006

San Ignacio, B.C.S.

La bahía de los gigantes
Fotografías: Lula Góngora/Antonio Carbajal


Por su misión rosada construída con piedra volcánica e impactante belleza natural, San Ignacio podría ser uno de los más bellos oasis en la península. Pero lo verdaderamente extraordinario sucede cada año en su bahía, un evento único, que difícilmente puede describirse sin usar la palabra milagro: El nacimiento de los gigantes.


Cada invierno las ballenas grises adultas viajan desde Canadá para dar nacimiento a sus ballenatos en la protegidas bahías de Guerrero Negro y San Ignacio donde además nos permiten ser testigos de ello y convivir muy, MUY, de cerca. Es en estas aguas donde, entre enero y abril, los pescadores locales, supervisados por el gobierno mexicano, ofrecen a los ecoturistas recorridos en pequeñas pangas tan cerca de los cetáceos, que con gran frecuencia es posible acariciarlos.

Para disfrutar de esta experiencia casi religiosa hay que viajar al Sur por la carretera Mex 1. Después de recorrer 748 Km desde Ensenada se alcanza el poblado de San Ignacio en las coordenadas 26º52.708N, 113º07.883W. Aún hay que conducir para llegar hasta el agua y es buena idea reabastecerse en este punto de agua, combustible y alimentos. Es también buena idea visitar la misión en 27º17.029N, 112º53.870W y el museo (al lado de la misión) donde se pueden apreciar unas excelentes réplicas de pinturas rupestres entre otras interesantes exhibiciones.

La salida del poblado hacia la bahía inicia en 27º17.035N, 112º53.642W. Este camino de terracería continúa atravesando el paisaje desértico, en algunos tramos lleno de filosas piedras. No es raro ver un vehículo orillado con una o más ruedas reventadas y no es agradable esperar bajo el sol a que alguien pase para ayudarnos, por lo que es necesario sacar un poco de aire a las llantas favoreciendo el efecto de "flotación" y permitiendo que la flexibilidad de las ruedas absorba las agresivas puntas.


Dos puntos intermedios interesantes son los salitrales en 26º55.154N, 113º05.492W y 26º53.588N, 113º06.929W. Vale la pena bajar del automóvil y caminar un poco para admirar las formaciones de cristales y el raro paisaje parecido a una nevada bajo el sol ardiente. De hecho durante todo el recorrido pueden hacerse muchas fotografías, sólo recuerda dejar en tu cámara digital algo de espacio o unos rollos exclusivos para usarlos con las ballenas.

El punto a alcanzar es "La Freidera" 26º50.128N, 113º09.628W. Probablemente sea necesario acampar y esperar al día siguiente para ver el espectáculo. Resulta muy conveniente rentar una de las cabañas disponibles ya que el frío viento nocturno no es el más adecuado para acampar en tienda. El lugar cuenta con una pequeña cafetería, cosa de agradecer sobre todo a la hora del desayuno. Repórtate ahí mismo al llegar para que puedan apartarte los lugares necesarios en una o varias pangas.


Ojalá hagas esta visita y la disfrutes tanto como lo hicimos nosotros. Ten cuidado al regresar.

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