martes, mayo 30, 2006

San Pedrito, B.C.S.

Una postal del Pacífico mexicano
Fotografías: Lula Góngora/Antonio Carbajal/Mavi Tzaig


A unos minutos al Sur del poblado de Todos Santos, B.C.S. se encuentra una playa de paraíso. Olas transparentes para surfear; una extensa área de arena para caminar, abrir los brazos al sol y sentir cómo el espíritu y los pulmones se llenan de naturaleza. Este sitio es poco frecuentado incluso por los locales y se mantiene en buen estado a pesar del embate de un reciente incendio que mermó gran parte del palmar. Pero la vida se abre paso y ya se ven aquí y allá nuevos brotes de plantas que sustituirán a las que se han quemado. La playa se llama San Pedrito y es una verdadera imagen de postal.


Por la Mex 19 el inicio del camino de terracería se encuentra del lado Oeste de la carretera en 23º25.810N, 110º12.9267W. El sendero es de fácil tránsito y desemboca en un impresionante palmar de suelo húmedo. Ahí se deja el vehículo para continuar a pie entre la vegetación siguiendo el cauce de varios pequeños arroyos y bordeando una laguna oculta detrás de un nutrido juncal hasta avistar el mar. Al llegar a la playa en 23º24.922N, 110º13.838W hay que vadear un arroyo cuyo cauce varía según la temporada de lluvias y que servirá al final de la visita para refrescarnos y remover la sal de la piel y las ropas.

En el punto exacto donde este arroyo toca el mar, del lado sur, hay una pequeña cueva, un poco más que una grieta, donde encontramos tres simpáticos murciélagos. De esta forma es que nos enteramos que estos animalitos pueden ser grises, pelirrojos y hasta rubios, cosa que nos pareció de lo más interesante. No perdimos la oportunidad de llevarnos una foto de ellos, quienes después de nuestra molesta presencia volvieron a sujetarse del techo para seguir durmiendo. En vista de que no había más que explorar dentro, los dejamos descansar.


Compartimos la playa con una pequeña familia y una pareja de extranjeros, tratando de mantener distancia para no molestarlos con nuestra algarabía y juegos. Poco después fueron ellos quienes se acercaron con curiosidad a observar cómo nuestro amigo Alex desplegaba una cometa que le sirve como vela para practicar kite-surfing con la que se pasó la mañana rebotando, esquiando y flotando en el aire haciéndonos temer que se rompiera un hueso o se fuera volando hacia alta mar.

Pasamos en ese lugar un fantástico medio día tranquilo y divertido. Después tuvimos que reanudar nuestro viaje hacia Cabo San Lucas prometiendo regresar en cuanto nos fuera posible. No pudimos esperar la noche ahí, pero al menos en la imaginación nos veo sentados en la arena, tomando vino en nuestras tazas a la última luz de la tarde, contemplando las siluetas de los pelícanos que vuelan a refugiarse recortándose contra el fondo encendido del ocaso.

Si visitas San Pedrito, por favor no hagas fogatas cerca del palmar ni dejes basura. Te lo agradecemos de verdad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como que debo de conocer este lugar.